Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz en 2014 y militante a favor de los derechos de las mujeres, viajó este jueves a su país natal, Pakistán, por primera vez desde que sobrevivió a un atentado allí en 2012.

Los detalles de su viaje no se desvelaron debido "al carácter sensible" de su visita, indicó un miembro del Gobierno.

La joven de 20 años pasó por el aeropuerto internacional de Islamabad con una importante escolta policial, según fotos difundidas por la televisión local.

Malala, que viajó junto con sus padres, se entrevistará con el primer ministro Shahid Khaqan Abbasi durante su visita de cuatro días.

La activista sobrevivió en 2012 a un intento de asesinato por parte de talibanes paquistaníes cuando regresaba a su casa después de la escuela. Tras haber sido operada en Inglaterra, donde reside desde entonces, se convirtió en una defensora del derecho a la educación para los niños.

Malala recibió el Nobel de la Paz en 2014, junto con el indio Kailash Satyarthi, por su trabajo a favor de la educación infantil.

La historia de esta joven de 20 años, originaria del fértil valle de Swat, en el noroeste de Pakistán, fascina en Occidente mucho más que en su propio país, donde su imagen no suscita tanta unanimidad.

El 9 de octubre de 2012, varios islamistas irrumpieron en el autobús escolar en el que volvía a su casa después de las clases en Mingora (en el valle de Swat, norte) y uno de ellos preguntó: ¿Quién es Malala? Luego le disparó un balazo a quemarropa en la cabeza.

Increíblemente, el proyectil no acabó con su vida. En estado de coma, Malala fue evacuada a un hospital en Birmingham, en el Reino Unido, donde recuperó el conocimiento seis días después. Había nacido la leyenda Malala.

"Estaba aterrorizada. Lo único que sabía era que Alá me había bendecido al concederme una nueva vida", cuenta la adolescente en su autobiografía, "Yo, Malala", un best-seller internacional que tuvo una acogida discreta en su Pakistán natal.

Desde que dejó Pakistán, Malala ha adquirido un nueva dimensión y no duda, pese a su juventud, en exhortar a los dirigentes de las grandes potencias mundiales a "enviar libros ¡y no armas!" a los países en desarrollo, en nombre de los "niños sin voz", de los que ella quiere ser la portavoz.

Con el largo velo tradicional cubriendo su cabello negro, su mirada franca y luminosa, y su voz aflautada, Malala comenzó su combate en 2007, cuando los talibanes impusieron su ley en el valle del Swat, hasta entonces una tranquila zona turística conocida como la "Suiza de Pakistán".

Con solo 11 años, Malala, hija de un director de escuela de convicciones pacifistas, y de una madre iletrada, escribe un blog en la página de la BBC en urdú, la lengua nacional.

Bajo el seudónimo de Gul Makai, describe el miedo que reina en el valle y la imposibilidad de asistir a las clases.

El nombre de esta niña valerosa y con una impresionante sangre fría, enamorada de los libros y del conocimiento, comienza a circular en Swat y cobra dimensión nacional cuando gana el Premio paquistaní por la Paz.

- "Agente de Estados Unidos" -

Los talibanes, desalojados del valle por el ejército en 2009, deciden eliminar entonces a esta adolescente de 14 años a la que acusan de ser un instrumento de la "propaganda occidental".

El ataque contra Malala tendrá el efecto inverso: conmocionó en Pakistán y todavía más en el extranjero, especialmente en Occidente.

Malala se convierte en una figura popular. Se ven sus fotos junto a personalidades de todos los ámbitos, desde David Beckham hasta la reina Isabel II. Además, la National Gallery de Londres expuso su retrato, los comercios venden camisetas con su imagen, etc. Dos años después del atentado, Malala es mundialmente conocida.

Pero esta supermediatización disgusta a muchos en Pakistán, desgarrado por los atentados y las ramificaciones de la guerra en Afganistán, cerca del valle de Swat.

Los círculos islamistas ven a Malala como un "agente de Estados Unidos" o "de Occidente" creado para corromper a la juventud y propagar una cultura antimusulmana.

La adolescente, que tiene todavía el borde de la boca paralizado como secuela del atentado, responde a sus detractores proclamando que "la pluma es más fuerte que la espada" y que no sentía "ningún resentimiento hacia los talibanes" que la atacaron.

Malala sueña con hacer política en Pakistán. Pero al estar amenazada más que nunca por los talibanes, ¿podrá algún día aunque sea regresar a su país natal?

Para su discurso en el verano boreal de 2013 ante la ONU, llevaba un chal que había pertenecido a Benazir Bhutto, la única mujer que llegó a ser primer ministro de su país, donde fue asesinada en 2007, al regresar del exilio.